Descripción
Cuando Sara acude al castillo de Calatrava La Nueva, en Aldea del Rey, a dar su opinión profesional como médico-forense por un hallazgo realizado en unas excavaciones, no es consciente de lo que se va a encontrar. Su amigo Javier, un reputado arqueólogo, y su equipo, se han topado con los restos de un hombre recientemente asesinado en un camposanto de la fortaleza.
Pronto se da cuenta de que no le están aportando toda la información sobre el cadáver, y amenaza con irse. Para que comprenda la importancia del descubrimiento, Javier le explica que el cuerpo lo han localizado gracias a unos legajos del siglo XIII encontrados en Toledo, los cuales describían el lugar de enterramiento. Ante el estupor de Sara, el arqueólogo le presta la traducción del escrito, donde Alonso, un habitante de Calatrava La vieja, detalla los acontecimientos que marcaron su vida, no solo con la Orden de Calatrava, sino con la del Temple.
Pasajes más allá de lo racional se salpican en el relato, pero los hechos y los personajes reales de la época mencionados en el mismo aportan una credibilidad tal a la narración que Sara no puede sino confiar fielmente en lo que está leyendo, y se une al equipo en su investigación.
Alentados por la magnitud del descubrimiento deciden hacerlo público, lo que provoca una oleada de noticias, críticas y opiniones en todo el mundo, ya que el hallazgo va más allá de lo meramente arqueológico. Es más, si llegaran a demostrar que sus suposiciones son ciertas podrían provocar un terremoto no solo científico, sino teológico, un movimiento que afectaría a los mismísimos cimientos de la fe.